Facilita los trabajos de mantenimiento, evita el uso de productos químicos en la piscina y aumenta la calidad del agua: algunas ventajas de los sistemas de filtración por electrólisis salina (cloración salina) para tu piscina
El cloro es un agente desinfectante muy utilizado tradicionalmente en las piscinas para mantenerlas limpias. Y aunque es uno de los sistemas de tratamiento y desinfección del agua por los que históricamente más se ha apostado, en la actualidad encontramos en el mercado un sinfín de soluciones eficaces para desinfectar la piscina que suponen una alternativa al uso de productos químicos: compuestos minerales, radiación ultravioleta, osmosis inversa o filtración por electrólisis salina son algunos de ellos.
Precisamente en este último sistema vamos a centrarnos en esta ocasión, ya que se ha convertido, en los últimos años, en una de las vías de desinfección con más aceptación. Y no es de extrañar, dado las ventajas que ofrece la filtración por electrólisis salina, mediante la cual se genera cloro a partir de la sal común disuelta en el agua; hablamos de facilidad de mantenimiento y de instalación, hablamos de un ahorro importante frente a otros sistemas y hablamos de una mayor salud para los usuarios de la piscina.
Los beneficios que comporta la apuesta por este sistema de tratamiento y conservación del agua lo han convertido en la solución ideal para la desinfección de piscinas, tanto públicas como privadas, pero, ¿cómo funciona? La idea se la debemos al físico inglés Michael Faraday y consiste en diluir una pequeña cantidad de sal dentro del agua de la piscina (mediante la instalación de un clorador salino); el agua pasa por unas láminas de titanio intercaladas en las tuberías de retorno del sistema de depuración de la piscina. Cuando el agua pasa por estas láminas (electrodos) la sal se convierte en un desinfectante activo capaz de destruir algas, bacterias y hongos. Lo mejor es que el desinfectante se reconvierte en sal, algo que reinicia el ciclo sin necesidad de que se produzcan pérdidas de este elemento natural.
Nos olvidamos de la irritación de ojos y mucosas y de la sequedad de la piel y del cabello, ya que este sistema evita los trastornos oculares y dermatológicos asociados en ocasiones al uso de productos químicos para limpiar la piscina. Desaparece el olor y sabor a cloro en la piscina y los ambientes corrosivos e insalubres, se inhibe el crecimiento bacteriano y además se ahorra más de un 80% de los gastos en productos químicos y su consumo de electricidad es bajo.
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